Los milagros existen, y lo digo no desde la fe, si no desde la experiencia personal. He visto recuperarse a una persona de una enfermedad incurable cuando ningún médico creía en esa posibilidad.
Es cierto que la Fe mueve montañas y quizás sea la fuerza de nuestra mente, aunque prefiero pensar que existen entidades superiores que nos ayudan en determinados momentos.
Las oraciones milagrosas más que recitarlas deben sentirse con el corazón y creer profundamente en que lo que pedimos se nos va a conceder.
Es cierto que en muchas ocasiones esto no sucede y por mucho que recemos en busca de un milagro no terminamos de verlo.
Hay ocasiones en que las cosas no pueden ser y no pueden ser.
No es mi intención que piense que todo está a vuestro alcance por el simple hecho de orarle a un santo ya que serán ellos y Dios quienes hagan lo que estimen más oportuno aunque nosotros no lo comprendamos.
En aquella época cuando veía que mi madre se nos iba de nuestro lado, tras un largo tiempo de sufrimiento en un hospital, tanto yo como otras personas pedimos con fervor por ella, y de un día para otro vimos con sorpresa que esa infección para la que no había cura había desaparecido.
Esto que os cuento no es una invención publicitaria, os lo aseguro. Algunos dirán que eso no fue un milagro, que por mucho que rezáramos e hiciéramos oraciones milagrosas fue la ciencia quien le salvo la vida. Yo les respondo que la ciencia no fue ya que no había tratamiento específico para esa infección hospitalaria.
Debéis rezar con fe, devoción y confianza, tanto si es para un asunto de salud, trabajo o cualquier otro problema.
Es posible que no veamos la solución y nos desesperemos viendo que no llega ese milagro pero debemos ser perseverantes. Aun cuando no haya habido solución no deberíamos de perder la Fe porque creemos en Dios aunque muchas veces no lo entendamos.
Como Rezar para Pedir un Milagro
Todos cuando nos encontramos en una situación crítica y difícil, seamos creyentes o no, imploramos que se produzca un milagro.
Los creyentes recurrimos a Dios y a la intersección de algún santo, hablo de los verdaderos creyentes y no los que oficialmente son católicos.
La mejor manera de pedir que se produzca un milagro es orar y rezar pidiendo lo que necesitamos. No consiste en decir una y otra vez una oración, repetir mecánicamente unas palabras o darse golpes de pecho falsamente.
Dios que ve en lo escondido creo que quiere de nosotros Fe y compromiso, no aspavientos multitudinarios.
Reza con tranquilidad, siente lo que digas y espera de Él lo que pides. Quizás no llegue el milagro a pesar de nuestras oraciones pero Él sabe lo que hace, aunque no lo entendamos en muchas ocasiones.